María, una joven mujer, sencilla, alegre, hija del Pueblo del Dios de Abraham, entró al campo de juego de la historia de la Salvación, con su Sí total y generoso a Dios. Supo darlo todo, se entregó con FORTALEZA Y FIDELIDAD a su equipo, para que el Reino de Dios se hiciera presente entre nosotros.
Ella escuchó la voz de Dios Padre, su entrenador, que le pedía escuchar y obedecer… Ser la Madre de su Hijo querido. Esta es la espiritualidad de María, con su Sí trajo la salvación y la alegría al mundo entero.
Participó activamente en su equipo, dando lo mejor de sí.
Jugó activamente en el partido de su vida: no se dejó sacar tarjetas amarillas, y mucho menos rojas. Recorrió con Jesús su hijo los campos de Galilea y Jerusalén, haciéndose su discípula.
Motivó a los apóstoles y armó equipo con ellos, cuando parecía que el juego estaba perdido. En Pentecostés supieron entrenarse en la oración y esperar pacientemente al nuevo entrenador, El Espíritu Santo y con su fuerza ganar el partido.
Ya estás en forma, es hora que demuestres los frutos de tu entrenamiento. En tu equipo tienes una gran compañera “MARÍA”. Ella es la CAPITANA DEL EQUIPO. Déjate guiar, corregir para que como equipo hagan muchos goles.
LISTO… TODOS AL CAMPO DE JUEGO
“Y junto a la cruz estaba su Madre…”
Juan. 19, 25-27
LA FORTALEZA es voluntad-acción, dominio de uno mismo, temple de ánimo, superación y esfuerzo del día a día, perseverancia, serenidad ante las dificultades.
Podemos decir que la fortaleza es muy importante en la vida espiritual: no hay decisión o compromiso, virtud o actitud, que sean posibles sin firmeza, sin renuncia, en una palabra, sin fortaleza.
La fortaleza es “amor que soporta fácilmente todo aquello que se ama”. Quien se siente amado incondicionalmente, quien va descubriendo que su propia identidad depende de su capacidad de trascendencia, de apertura solícita hacia el otro, aceptará el sacrificio y el esfuerzo. Por eso perderá el miedo a entregarse, a confiar, a abrirse, a renunciar.
“Todos perseveraban en la oración, con María, la Madre de Jesús”…Hechos 1, 14
Para este segundo tiempo del partido te invitamos a profundizar en la FIDELIDAD. Este es un valor que María vivió en plenitud, ella es llamada la VIRGEN FIEL porque a pesar de que no comprendía los designios de Dios en su vida dijo SI y siempre en toda su vida fue coherente con esta respuesta.
Al hablar de fidelidad nos vienen a la memoria otros términos como lealtad, honradez. Y es que aunque abarcando una mayor riqueza de significados, algo tiene de cada uno de ellos. Ella nos evoca, por ejemplo, la actitud de quien cumple puntualmente un compromiso adquirido, o la del amigo verdadero con quien siempre se puede contar y que no nos defrauda ni en las buenas ni en las malas.
Siempre que se trata de fidelidad, se supone la existencia de un pacto, una alianza, de un compromiso contraído por dos partes.
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